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SEBASTIÁN HERNÁNDEZ TOLEDO

escasos recursos económicos, era la escuela del vicio y el crimen. En palabras
del lider obrero, “los niños se deleitan en su iniciación viciosa empujados por
el delictuoso ejemplo de sus padres cargados de vicios y defectos. El conven¬
tillo y los suburbios son la antesala del prostibulo y de la taberna”*!. El autor
se pregunta reiteradamente por qué en cien años de vida republicana existian
esos “antros de degeneracién” que iban aumentando a mayor incremento de
la poblacidn*®. La respuesta era clara: gran parte de la elite santiaguina era
duefia de este tipo de viviendas, por lo que en ellos recaia la responsabilidad
de la degeneracién moral a la cual hizo referencia Recabarren.

En Los ideales nacionalistas el alcoholismo, la carencia de condiciones hi¬
giénicas y la falta de cultura aparecen como un vergiienza y una traba para el
desarrollo de un “nacionalismo fuerte”. Sin buscar culpables de las deplora¬
bles condiciones de vida de los obreros, Subercaseaux postulö desarrollar una
nueva legislaciön social que incluyera penas de carcel “a elementos malsanos
como anarquistas, los vagos, los enfermos y degenerados”*’. Sin embargo, lo
mas importante era crear “leyes adecuadas a las condiciones de nuestra pa¬
tria, evitando de esta manera la trasplantaciön inconsulta de las adoptadas en
los otros paises”**. La critica apunto hacia la fuerte influencia extranjera que
permeaba todos los ambitos de la vida nacional en ese momento, dejando sin
espacio a discursos surgidos y creados en Chile.

La extranjerizacion de la elite fue parte de las caracteristicas que propi¬
ciaron la crisis nacional segtin los ensayistas. Tancredo Pinochet sefialé que
muchos estudiantes se connaturalizaban en el extranjero, siendo tan influen¬
ciados que a su regreso ya no reconocian su propio pais. La influencia de las
grandes potencias llegé a tal extremo que el consumo de articulos traidos del
exterior representaba el nivel de riqueza y sofisticacidn de estos grupos socia¬
les, mientras que en sus practicas cotidianas abundaban lecturas, comidas y
vestimentas forasteras*. En palabras del periodista chileno, el gran problema
fue que “esta ya en el alma de la raza el desprecio por lo nacional”*.

La elite nacional de inicios del siglo XX imitd, lo mas rapido posible, las
modas de las clases prominentes francesas. La idea fue, segin Manuel Vi¬
cufia, resaltar “en forma simbölica la diferencia de rango existente entre los
detentores del poder y los desposeidos”*’”. Para la Generacién del Centenario

Recabarren: Ricos y pobres, 254.

Recabarren: ob. cit. 175.

Subercaseaux: Los ideales nacionalistas, 28.

Subercaseaux: ob. cit. 28.

Para profundizar sobre el desarrollo de la oligarquia chilena y sus formas de comportamien¬
to véase Manuel Vicufia: El Paris Americano. La Oligarquia chilena como actor urbano en el
siglo XIX, Chile, Universidad Finis Terrae y Museo Histérico Nacional, 1996.

36 Pinochet: La conquista de Chile, 94.

Manuel Vicuña: La belle époque chilena. Alta sociedad y mujeres de élite, Chile, Catalonia,
2010, 36.