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SEBASTIÁN HERNÁNDEZ TOLEDO

grandes imperios" a mantener cuotas de poder en los países peguefos. Por lo
mismo, había gue tomar "con más frecuencia el partido de la conveniencia,
sin preguntarse si la razön abstracta los juzgarä de ilögicos”°!. La referencia
se relaciona con el hecho de no seguir modelos politicos y democräticos ex¬
tranjeros, sino mäs bien desarrollar cierta organizaciön que responda a las
necesidades politicas de Chile sin seguir parämetros ajenos.

La politica nacionalista buscaba proponer una nueva forma de hacer politi¬
ca. Era la propuesta de funcionarios que realicen bien su trabajo, sin robos ni
clientelismo, otorgar puestos administrativos por meritocracia y no por lazos
familiares. Segün el Dr. Valdes Cange, despues de la victoria de la Guerra
del Pacifico hubo una “relajaciön moral” de los politicos, sefialando que “las
clases gobernantes olvidaron los verdaderos intereses nacionales, para mirar
solo los propios, se produjo un desquiciamiento general de los partidos que
hasta entonces se habian disputado la direcciön de los negocios publicos””.
El nacionalismo politico se presentö como una postura antipartidista o bien
como una opciön alos partidos tradicionales. La idea fue presentar soluciones
a los problemas nacionales prescindiendo de doctrinas ideolögicas foräneas,
religiosas o de negocios extranjeros.

El nacionalismo econömico fue mucho mäs claro en estos intelectuales.
Para éstos, el desarrollo industrial era precario, la presencia de capital extran¬
jero desmedido y los sectores como la marina mercante, los ferrocarriles y la
industria de papel estaban descuidadas por el Estado chileno. Cabe destacar
que, como señala Stefan Rinke, a pesar de los discursos y propuestas que se
publicaron a favor del nacionalismo econémico, ésta sélo “siguié siendo teé¬
rica, dada la carencia de potencial industrial y de productos de exportación
importantes en Chile”.

Francisco A. Encina presentö dos problemas fundamentales en la econo¬
mia nacionalista. Primero, reproché la pérdida de ganancias en manos del ex¬
tranjero, tanto en las exportaciones como en el mercado interno. Con relacién
a esto, el economista sostuvo: “En menos de cincuenta afios, el comerciante
extranjero ahogo nuestra naciente iniciativa comercial en el exterior; y dentro
de la propia casa, nos eliminö del trafico internacional y nos reemplazé, en
gran parte, en el comercio al detalle”**. Segundo, criticé el consumo de bienes
extranjeros en desmedro de la produccion nacional, afiadiendo que se pagaba
con oro y plata chilena mas de los dos tercios del extravagante consumo de la
elite nacional. En palabras de Encina: la oligarquia “entrega al extranjero sus

"1 Pinochet: La conquista de Chile, 37.

52 Valdes: Sinceridad, 42.

3 Rinke: Cultura de masas, 144.

Encina: Nuestra inferioridad econömica, 15.

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