El concepto de raza chilena fue utilizado por primera vez durante la Gue¬
rra del Pacifico, también conocida como la guerra del salitre, que enfrentö
a Chile contra Pert y Bolivia entre 1879 y 1884. En este periodo el conflicto
fue catalogado como una “lucha de razas” donde su principal promotor, el
historiador y politico Benjamin Vicufia Mackenna, caracterizö a los chilenos
como una raza “activa, vigorosa e inteligente”, en detrimento de los peruanos
y bolivianos que calificé como una “raza inferior” por ser “perezosa, muelle,
desmoralizada por el clima y el ocio”!!. Asi, el primer uso del termino hizo
alusiön a los factores positivos de la poblaciön en un contexto belico donde
la unidad nacional fue vital para continuar la batalla. La diferencia con los
ensayistas del centenario fue que a principios del siglo XX, por primera vez,
se reformulö el concepto con base en las problemäticas internas que vivia el
pais, donde se resaltaron los errores de la administraciön püblica, de las elites
gobernantes y de las politicas culturales. En definitiva, fue un diagnostico
critico del proyecto pais.
La Generaciön del Centenario sostuvo que Chile se componia de carac¬
teristicas raciales particulares, exaltando la idea de un tipo étnico superior
basado en la idea de la mezcla. Para el médico oriundo de Santa Cruz, Nicolas
Palacios, la raza chilena era mestiza con elementos del conquistador espanol
y del araucano. Segün el libro La Raza Chilena, “el padre de la raza”, como lo
llama el autor, fue un conquistador de rasgos godos, “descendiente directos de
aquellos bärbaros rubios, guerreros y conquistadores”, prototipo de una raza
teutönica, germana, digna de orgullo'?. La base de este argumento se concen¬
trö sölo en el anälisis de retratos de los conquistadores espaholes como Pedro
de Valdivia, donde Palacios senala: “puedo asegurar que a lo sumo el diez por
ciento de ellos presentan signos de mestizaje con la raza autöctona de Espana,
con la raza iberia; el resto es de pura sangre teutona”™’.
Por su parte, la “madre de la raza” era la sangre araucana. Segtin Palacios,
la influencia mapuche la aportaron las mujeres porque toda raza nacia de “la
conjunciön del elemento masculino del vencedor con el femenino del vencido,
cumpliéndose asi la sentencia biblica de que la mujer vengarä su raza”'*.De
este modo, se desarrollaba la formula de una nueva identidad digna de estar
orgulloso como descendiente. Para el médico, el pueblo chileno era de una
raza superior “Araucano-Gético” y si alguien osaba en cuestionar esta afir¬
macion debia tener “preparaciön cientifica suficiente, pues estas materias no
pueden tratarse con declamaciones ni con el mero auxilio de la literatura”.